sábado, 8 de agosto de 2009

Me aceptaste como un cero izquierdo y sin valor,
me peleaste, sin nada a tu favor,
con la suavidad con la que se mueve un rumor,
como el paso de un anciano con paciencia de artesano,
me salvaste… Suavecito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario